diumenge, 8 de febrer del 2009

El sol naixent, 日本

Os escribo desde el túnel más largo del mundo, el Senkai. Conecta la isla más grande del Japón con la isla del norte, Hokkaido. Llevamos unos quince minutos debajo del agua del mar y todavía quedan quince más. La presión se nota en los oídos. El paisaje ---antes del túnel, claro--- es precioso y está todo nevado. Este país está lleno de contrastes. Abandonamos Tokyo en un tren de alta velocidad que nos llevó hasta Aomori, allí pasamos la noche y hoy continuamos la ruta en tren hacia el norte. La temperatura, esta mañana, en Sapporo ---nuesta ciudad destino--- era de -14 °C. La costa este de Siberia está a unas horas en ferry. Lugar ideal para pasar las vacaciones en invierno, esto es, si quieres ver el Festival de Nieve.

De Japan


Tokyo hay que verlo. En mi vida me he sentido tan troglodita como en Japón. Todo es tan preciso, tan ordenado, tan limpio… Es simplemente una ciudad venida del futuro. En Japón, me siento torpe y anticuado. El trato y el servicio son simplemente excelentes. Las reverencias son excesivas pero te hacen sentir como el mejor cliente del año cada vez que pides un café. Después de haber estado en China, Japón es la civilización. Tokyo es la mayor aglomeración humana y de cemento del mundo. Pensaba que después de Hong Kong, mis ojos ya no podrían procesar más gente en un mismo instante, estaba equivocado. En el cruce de Shibuya el pavimento se confunde con los transeúntes, el río va en su caudal máximo.



Menos mal que la inflación, durante los últimos quince años, ha sido cercana al cero porque tal y como está el cambio ahora mismo y los precios de aquí ---especialmente en la capital--- cuesta encontrar precios asiáticos ---claro que un servidor viene muy mal acostumbrado de los vecinos del oeste y del sur.

Consecuentemente, nos metemos en un restaurante de precios de turista ajustado. Está todo en Kanji, así que te toca aprender, como mínimo, los diez símbolos de los números para poder leer precios. Recuerdo muchos símbolos chinos pero hay algo diferente… En efecto, el japonés tiene dos conjuntos de caracteres más que sus vecinos celestes, el Hiragana y el Katakana.

Los sonidos son muy españoles. Esto es una ventaja para los hispanohablantes pero una clara desventaja para los japoneses. Aprender una segunda lengua es mucho más difícil para ellos puesto que su espectro fonético es más reducido. Eso es cuando los oyes, porque la mayoría de las veces no se oye nada. 40 millones de personas, 2 de los cuales parece que van en tu vagón de metro esta mañana y no se oye ni una mosca. Los teléfonos móviles no se pueden usar en los trenes, sólo mensajes. En Japón todo fluye y yo tengo la sensación de que soy una piedra en el río.



No todo es perfecto, no me quiero quedar a vivir aquí. Todo el mundo tiene su puesto en el río… ¿Y si no quieres bajar por el río? Pues te jodes. Con una población alrededor de 125 millones de personas (pero cayendo), no hay muchos meandros en los que descansar, ni mucho espacio en el que dormir… La habitación tiene 2 tatamis, es decir, poco más de 8 metros cuadrados. Desplegamos el futon ---la cama tradicional japonesa--- y a penas queda espacio para las maletas. El espacio físico ---así como el ideológico--- parecen quedar reducidos, muy reducidos. ありがとうございました。

1 comentari:

Keta Rosa ha dit...

Paaaaau!!!
Uf feia massa que no entrava al teu bloc! Però mira estar malalta d'algo serveix... m'he d'entretindre d'alguna manera no? Estic amb una grip i una faringitis brutal! Bueno de fet avui ja va de baixa, però porto uns dies que déu ni do... En fi... que ja tinc ganes de tronar-te a veure!!! En serio! No sé què em passa!!!!!
un petoneeet